Un amigo tan dulce y amante,
Hoy te llama con ansias de amor,
Ven a mí, te dará vida eterna,
En mansión de celeste fulgor.
No rechaces la voz tan amante
De Jesús tu benigno Señor;
A la paz y pureza El te llama,
Al Edén de celeste esplendor;
Cuántos hay cuya carga es pesada;
Sólo hay llanto, dolor y pesar.
Hoy escuchen tan tierna llamada:
Ven a mí y yo te haré descansar.
GREGORIO AGREDA